Desde el pasado más remoto hasta nuestros días, Mogán ha forjado un espíritu en el que la calidez de la tierra se refleja en la calidez de las gentes. Se puede ver en nuestras costumbres y también en nuestra arquitectura y gastronomía. Más allá de las playas y nuestros increíbles paisajes, hay todo un mundo que invita a ser descubierto poco a poco.
El yacimiento del poblado costero del Lomo de los Gatos en la playa de Mogán nos traslada a la época de los antiguos canarios. Este conjunto arqueológico de gran valor data de hace 1.600 años y es una de las mejores muestras de este periodo en las Islas Canarias. La zona arqueológica te permite conocer además la cultura de los primeros pobladores de Mogán, con distintos talleres y actividades a lo largo del año.
Los caseríos tradicionales y el Molino Quemado, el más antiguo de la comarca y probablemente el más grande de Gran Canaria, son también elementos arquitectónicos que nos conectan con otro tiempo. La arquitectura tradicional canaria puede apreciarse en todo el municipio, destacando el núcleo de Veneguera con sus casas de piedra, barro, cal y madera, o la Casa del Curato en Mogán.
El carácter isleño no se aprecia solo en las construcciones. Donde más se siente es en las costumbres y nuestra personalidad. Por eso nuestro mayor patrimonio es el humano. La riqueza de nuestra gastronomía, el animado ambiente vecinal, nuestras fiestas, los carnavales y deportes autóctonos tan curiosos como el salto del pastor o la lucha canaria, son solo algunos ejemplos de este carácter. Lo mejor, por supuesto, es que lo experimentes en primera persona sumergiéndote en la vida de Mogán.
